Traducción inglés-español del discurso de los negocios I
El mundo de los negocios y la competencia traductora
La globalización ha convertido en vínculos de carácter internacional determinadas transacciones jurídicas, comerciales y económico-financieras que hasta hace poco estaban restringidas a un país y a su área de influencia. En consecuencia, estas operaciones que constituyen el llamado mundo de los negocios, han experimentado un considerable apogeo, haciendo que la labor del traductor resulte indispensable. Es indudable que la traducción de textos del ámbito de los negocios supone una altísima cuota del mercado profesional de la traducción. Además, como señala Alcaraz Varó en su obra El inglés profesional y académico (2000), el inglés de los negocios es probablemente la variedad del inglés profesional y académico, IPA, que cuenta con mayor tradición de estudio como lengua de especialidad, ya que esta variante del IPA estuvo desde principios de siglo en los planes de estudios de las Escuelas Profesionales de Comercio, debido sobre todo a que en las relaciones comerciales los empresarios de países con distintas lenguas se entendían casi siempre en inglés.
El mundo de los negocios se caracteriza por la complejidad, se trata de un escenario que no puede abordarse de forma unitaria debido a que en él confluyen innumerables disciplinas, fundamentalmente la del Derecho, Economía, Finanzas, Comercio, o Sociología, así como otras propias de cada una de las actividades de negocio de las distintas empresas. Por lo tanto, en términos generales, el inglés y el español de los negocios se caracterizan por múltiples rasgos sintácticos, terminológicos y estilísticos que serán más o menos característicos de cada una de las subespecialidades (Derecho, Economía, Finanzas y Comercio) que integran el lenguaje de los negocios.
La traducción de este amplio número de textos presenta, además de las inherentes a toda labor de mediación lingüística y las propias de la traducción de textos especializados, unas especificidades propias, como la presencia en este tipo de textos de diferentes lenguajes de especialidad, lo que supone tener en cuenta tanto las características del registro jurídico o comercial como las del económico y financiero. Asimismo, en el proceso traductor, no debemos obviar las exigencias que se puedan plantear por cada cliente destinatario de la traducción u otros factores que concurran en el encargo de traducción.
Partiendo de las premisas anteriores, en nuestra opinión el traductor del mundo de los negocios deberá reunir los siguientes requisitos:
- Tener los conocimientos lingüísticos, tanto en lengua origen como en lengua meta, necesarios para llevar a cabo su labor de mediación lingüística.
- Dominio de las convenciones terminológicas o fraseológicas de los distintos subdiscursos de la lengua origen y meta del mundo de los negocios: la traducción deberá ser precisa y emplear la terminología propia de la disciplina en la lengua meta.
- Conocimientos temáticos o enciclopédicos, tanto en el sistema origen como en el meta, respecto de las distintas disciplinas que puedan confluir, a menudo de forma indisoluble, en el discurso de los negocios: Derecho, Comercio, Economía, Finanzas, y cualesquiera otras propias de cada empresa. Pensemos, por citar solo algunos ejemplos, en los acuerdos de joint venture, en los acuerdos de fusión y adquisición de empresas, o en otros textos como los contratos de leasing, renting o factoring (en estos últimos los anglicismos se imponen en la jerga española de los negocios frente a los equivalentes dinámicos “arrendamiento financiero”, “arrendamiento operativo” o “descuento de facturas” que son claramente más antieconómicas) en los que el conocimiento temático del área de empresa por parte del traductor resulta fundamental, pero al mismo tiempo, los conocimientos sobre los conceptos y la terminología propia del Derecho son también indispensables. Asimismo, cualquier otro contrato que establezca una relación jurídica del tipo que sea respecto, por ejemplo, de fondos de inversión, bonos, acciones, warrants o derivados financieros, presupone conocimientos terminológicos y temáticos del mundo de las Finanzas pero de nuevo el dominio de la terminología y el campo temático del Derecho resultan imprescindibles para el traductor.
- Competencia textual: conocimientos sobre la amplia tipología de textos propios del mundo de los negocios. Partiendo de la idea de que en este ámbito de especialidad las categorías de tipos textuales o géneros se solapan unas con otras, no podemos obviar la utilidad del género para diferenciar los distintos textos de la práctica profesional. Es importante que el traductor, a medida que vaya realizando distintos encargos de traducción, vaya elaborando su propio banco documental de los textos más frecuentes en este área del saber.
- Dominar las técnicas de investigación y documentación en las distintas disciplinas del mundo de los negocios. Los textos marcan el comienzo de la búsqueda documental del traductor para lograr los conocimientos que resultan útiles para la traducción de los encargos de traducción.
- Competencia profesional y dominio de las nuevas tecnologías: conocimiento de las características del mercado profesional de la traducción y de los distintos factores que pueden confluir en un encargo de traducción en el sector de los negocios, como por ejemplo, entre otros, los plazos ajustados, la remuneración obtenida o los requisitos en cuanto a programas de traducción asistida.
En el siguiente artículo de la semana que viene abordaremos algunas características generales del discurso de los negocios.
Autor: Verónica Román